Andrés Catalán (Salamanca, 1983) es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca, donde trabaja en la actualidad en su tesis doctoral. Trabaja ocasionalmente como profesor de literatura para alumnos extranjeros. Es autor del libro Composiciones de lugar (VI Premio Joven Félix Grande; UP José Hierro, 2010) y ha publicado crítica, traducciones y poemas en revistas como Clarín, Nadadora, FronteraD o El Cuaderno. Ha traducido a los poetas norteamericanos Robert Hass y Robert Frost.
su blog:
http://lemonocledemononcle.blogspot.com.es/
1. ¿Cuál ha sido la experiencia de escribir poesía a dos manos y cómo sabíais cuándo un poema estaba acabado?
Cada poema está escrito por uno de los dos. Por supuesto, aceptábamos críticas, eliminaciones, recomendaciones y sugerencias del otro, pero cada uno era dueño de lo suyo, por lo que dar un poema por acabado no era diferente de hacerlo en cualquier otro libro. Es decir, algo provisional y azaroso que se convierte en una decisión definitiva, difícil de razonar y más aún de explicar. En cuanto a la experiencia de escribir a dos manos, interesante: el ejercicio de estilo de adoptar las virtudes del otro para tapar los defectos propios ha producido una serie de textos extraños, ni míos ni de Ben, que me inquieta un poco pero que me gusta mucho.
2. Escoge un poema de Mantener la cadena de frío.
TATIN
Hoy discuten, sentados en la misma
mesa donde cenamos
el día en que el amor se hizo reproche.
Querría que las cosas se arreglaran
para ellos, que se dieran los dos cuenta
de que el pan que ha traído el camarero
está recién horneado,
que el mero está cubierto de una salsa
de otoño lisboeta, que en las copas
están resucitando los bomberos
muertos en Nueva York. Ah, si supieran
lo bien que aquí preparan el tatin;
le ponen una bola de vainilla,
y se va deshaciendo.
Llenándote la boca y el olvido.
Y ya sé que es distinto y que no somos
nosotros los que están allí sentados,
sentados y en silencio.
Pero es la misma mesa. Algo estúpido,
si lo piensas, incluso puede ser
que las hayan movido y que no sea
el mueble kilométrico que un día
compartimos un rato. Puede ser
que esa pareja vuelva sin decirse
nada al apartamento, y es posible
que en un momento dado alguno piense
«¿Pero acaso estoy loco?» Y que se besen.
Puede que esto suceda como he dicho.
Puede que esto suceda y que ninguno
decida regresar aquí jamás.
3. ¿Escribes por necesidad o por vicio?
Necesidad y vicio son parecidos: nada hay más necesario para el vicioso que la dosis diaria de su paraíso artificial. En todo caso, escribo poco y por temporadas, solo cuando creo que tengo algo que decir o cuando tengo la sensación de que he encontrado la forma y la estructura para hacerlo. No tengo prisas y, si me entra el gusanillo, recurro a la traducción, que es una labor estupenda para aprender tu propio idioma y experimentar estilos.
4. ¿Eres un escritor que crea de fuera hacia dentro, un Hemingway, un Fitzgerald? O por el contrario escribes de dentro hacia fuera, y estás más cerca de un Borges o un Kafka?
Siempre me cayó simpático Fitzgerald (mucho más que cualquiera de los otros tres que mencionas): pero me temo que soy más literario que vital. No sé si me interesa más el lenguaje y la literatura que la vida pero, en todo caso, me es más fácil reflexionar sobre esta última de manera indirecta, preguntándome sobre las mentiras o verdades del arte y la distancia entre nosotros y lo que escribimos/decimos.
5. ¿Puedes compartir algo acerca de esa tesis doctoral sobre las relaciones entre la poesía y la pintura?
La tesis, que intento acabar ya antes de que ella acabe conmigo, es un estudio sobre la écfrasis (en modo resumido: un poema acerca de una obra pictórica) en la Generación del 27. Concretamente, en Alberti, Cernuda y Salinas: hay una conexión interesante entre las distancias entre exilio y patria, texto y cuadro, realidad y deseo.
6. ¿Qué encontramos en esos 9 poemas sobre pintura de Por hacer una doblez en el pañuelo?
Son una pequeña muestra de por qué no se debe hacer una tesis doctoral mientras se escriben poemas (o al revés): todo acaba girando sobre lo mismo y se acaba haciendo teoría de la práctica y viceversa. Son 9 reflexiones en torno a unos cuantos pintores o cuadros, sobre el hecho de mirar un cuadro o sobre la propia creación artística (pictórica o no).
7. ¿Qué libro te habría gustado escribir? ¿Y por qué?
Cualquiera del polaco Zagajewski. Es capaz de un equilibrio entre anécdota narrativa, sensibilidad lírica e ironía, cotidianidad y trascendencia que me fascina.
8. ¿Alguna liturgia concreta a la hora de crear? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde?
Las liturgias van mutando: depende de la época. A veces soy incapaz de escribir a mano y otras veces me es imposible pensar delante de la pantalla en blanco del documento de texto. Lo mismo para el dónde: suelo escribir en un café (donde no haya demasiado ruido, pero que haya gente), pero tengo temporadas en las que no me levanto de la silla en mi casa.
9. ¿Un libro que no te cansas de devorar?
La novela que más veces he leído es, posiblemente, Lolita, de Nabokov. En poesía, siempre encuentro algo nuevo en cada relectura de Retornos de lo vivo lejano, de Alberti.
10. ¿Nos recomiendas un blog?
El del escritor mallorquín Javier Cánaves, novelista y poeta, un gran tipo.